Y es que tanto tiempo amándote sólo puede hacerme daño, destrozarme por dentro, volverme una persona triste, infeliz… Y es que cada día que pasa el deseo de saborear tus labios, el deseo de llenarme de tu esencia, de abrazarte fuerte, de decirte un simple aunque significativo “Te quiero” aumenta…
Y ya no se como reprimirlos, mi cabeza dice que me esté quieta, que no puede pasar nada bueno si lo hago, pero después mi corazón me dice que lo haga, que a qué narices estoy esperando, que me arme de valor, y que en el momento más inesperado actúe, te bese y te diga que todo lo que siento; que te quiero, que no te he podido olvidar, que por unas razones u otras, no consigo hacerlo.
Y no creas que no me molesta, ¡Claro que me molesta! Y es que tu no sabes lo que es levantarse por la mañana alegre porque te voy a ver, y al mismo tiempo triste porque se que tú nunca, aunque yo insista… aunque me empeñe en intentarlo… Nunca, jamás me vas a querer ni la mitad de lo que yo te quiero a ti. Porque eres demasiado… no se como explicarlo, lo tienes todo, todo lo que una persona puede buscar eres tú, porque eres perfecto, sí, esa es la palabra, eres demasiado perfecto como para que te puedas conformar con una persona como yo.
Y es que por un lado me gustaría olvidarte, pero por otro sé que eres la única persona del universo que podría hacerme feliz, porque tú lo eres todo para mi, da igual lo que digas, como lo digas, porque al final siempre me acabas convenciendo de lo que no quiero, y es que solo te hace falta una cosa: tu sonrisa, tu increíble sonrisa, esa sonrisa de tonto que tanto me gusta, y me vuelve loca…
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