Y esa frase me hizo reflexionar, me hizo pensar cosas que nunca había llegado a pensar, cosas que me pasan día a día y que suelo pasar por alto.
Cosas insignificantes, pero que al mismo tiempo me hacen feliz.
Cosas que contribuyen a que valore cada día, cosas, que me enseñan que cada uno de los momentos que vivimos son importantes.
Y es que cada momento, cada ocasión, puede hacer que nuestra vida cambie, una única decisión puede hacer que cambiémos de rumbo en dirección contraria, y nos podemos encontrar perdidos.
Por eso es muy importante todo lo que hacemos, decimos, reflexionamos...
Todas las personas a las que conocemos, las personas que ya conocíamos y poco a poco descubrimos su verdadero fondo.
Personas que pueden llegar a ser nuestras amigas, o que puede ser que nos demos cuenta de que somos incompatibles.
Personas de las que nos podemos enamorar, personas que podemos odiar.
Pero, lo más importante de todo esto es disfrutar el momento, disfrutar de cada instante que vivimos como si fuera único, porque aun que no nos demos cuenta cada día de nuestra vida es irrepetible, no los malgasteis pensando en cosas pasadas, en cosas que ya no tienen solución y luchar por lo que todavía podéis conseguir, por cosas que puede ser que estéis perdiendo, y que están pasando por delante de vuestras narices y no estáis sabiendo verlas, o valorarlas.
Seguir viviendo no es pasar las hojas de un calendario, sino entender que cada hoja de ese calendario es única e irrepetible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario