Unos días estoy hundida en lo más hondo del fango, y, otros, sin venir a cuento, siento que me voy a comer el mundo de un bocado.
Pero, en los días intermedios, cuando me paro a pensar y me encuentro conmigo misma, me doy cuenta de que tengo que seguir adelante, ya llegarán esos días de subida.
Después de la tormenta, viene la calma, ¿No?
Sin embargo, lo que de verdad me ayuda a seguir, son esas personas que siempre están ahí, en los buenos y en los malos momentos, cuando siento que no puedo ni con mi alma, y cuando siento que voy a llegar a la punta del Everest de un salto.
Y de vez en cuando, no está de más agradecerles todo lo que hacen, y creo que ha llegado ese momento.
No se que haría sin vosotros, simplemente GRACIAS.
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